lunes, 30 de marzo de 2015

Movimientos del tapete






"Ven, hagámoslo por nuestro pueblo"














Resumen

Siguiendo la pista de Luigi Ferrajoli (Ferrajoli, 2006), con ligereza, se hablará en este artículo de verdad jurídica y verdad factual para comentar una afirmación de Eugenio Raúl Zaffaroni en México. Él dijo, eso sin ligereza alguna, “Lo que se está viviendo (en México) es un verdadero genocidio”. La dificultad radica en que lo afirmó con fiebre y entonces parece que la aseveración fue emitida por una mente calenturienta.

Introducción

El propósito expreso de esta Entrada es hablar del dolor de nuestro pueblo, pero ante todo y sobre todo el tema es la sublimación del dolor. El tema del dolor en criminología también fue abordado por Nils Christie en otro momento y con propósitos distintos (Christie, 1988). Este tema que abruma a nuestra región ya había sido expuesto con anterioridad por Eugenio Raúl Zaffaroni (Zaffaroni, 2003).
Sin embargo, recientemente y brevemente el autor argentino vuelve a recordarlo: “Lo que se está viviendo (en México) es un verdadero genocidio. Un genocidio por goteo. Sumen 10 años de muertos y tendrán una pequeña ciudad. Una Hiroshima o Nagasaki hechas con un poquito más de paciencia. El genocidio no deja de ser genocidio por el hecho de que se continúe en el tiempo, lentamente”[1]. Solamente una advertencia, este artículo no es una apología de lo dicho por Zaffaroni (él no lo necesita) sino que es la defensa de una tesis personal que involucra al Profesor argentino.

 “Yo como digo una cosa, digo otra”

En días pasados, un amigo narró una escena de 1968 que hizo comprender el problema de que te muevan el tapete. El problema, explicado magistralmente por Antonio Beristain (Beristain Ipiña, 2004, pág. 65 y ss), fue mostrado por Heráclito en dos palabras: todo fluye. No se alarme el lector, pues la presente Entrada no se eleva a las alturas filosóficas se carece de la formación necesaria para ello para intentar aclarar si es un enunciado que expresa o que contiene una inviabilidad de orden racional. Como en otras ocasiones se trata de una visión pre-filosófica, en ras de suelo, y se deja la aporía a los filósofos de profesión.
Pero, sumar 10 años en México es quedarse cortos, como que se estaba rememorando 1968. Dos amigos que rememoran juntos una escena de 1968 en marzo de 2015 ya están viviendo horas extras y no pueden menos que también sentir el dolor de tener que comenzar a decir el adiós a este mundo y a su historia. Los días son propicios para considerar que la materia tiende al reposo, el espíritu al movimiento. El triunfo parece pertenecer a la materia, ya que "Polvo eres y en polvo te has de convertir".

Por tanto, el yo es siempre actual, es siempre vivo, presente y real. Por otra parte, le pertenece todo el fluir de vivencia, todo lo que se encuentra ‘detrás de él’ y ‘delante de él’, donde alguna vez ha estado vivo y donde estará vivo. Precisamente a este todo llamamos ‘su vida’. Y este todo, en cuanto todo, no es actual; solo lo que está vivo en cada ‘ahora’ es presente realidad. Por tanto, la vitalidad del yo no abarca todo lo que es suyo; es siempre vivo en la media en que existe, pero su vitalidad no es la del acto puro que abarca su ser entero; es temporal y progresa de un momento a otro[2]

Referir a Edith Stein es para de enfatizar el propósito de este artículo, pues el mérito de esta mujer y filósofa extraordinaria es el hecho de sublimizar el dolor. De cara al acto genocida ella pronuncia una frase que merece ser grabada en piedra, camino de Auschwitz, ella expresa a una hermana religiosa: “¡Ven, hagámoslo por nuestro pueblo!”.
Sin embargo, hay una cuestión: ¿Acaso no se pasó de la raya el Profesor argentino? Ante el raudal de fosas clandestinas y su testimonio nadie osaría negar las matanzas que se han dado en México, pero el calificativo de “genocidio” en verdad parece el fruto de una mente calenturienta. Veamos:
Eugenio Raúl Zaffaroni no es como aquel personaje <<la Chimotrufia>> de Roberto Gómez Bolaños, humorista mexicano, que como decía una cosa, decía otra. Pero, Zaffaroni sí es un ejemplo de lo que significa la profundización en el conocimiento y que implica descartar hipótesis ya planteadas y, en ocasiones, desconocer algunas tesis, es decir, reconocer que aquello que se sostuvo como verdadero no era tal.
El genocidio está tipificado como delito [Ver en este blog Entrada de fecha 10 de noviembre de 2014]. Entonces, uno se pregunta, cuando sin que medie un juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho, Zaffaroni califica las matanzas ocurridas en México como “genocidio”, ¿Él está aceptando el concepto material del delito, al que se había opuesto con sólidos argumentos?
A este respecto la reflexión del autor del blog es cosa publicada (Martínez y Martínez, 2014, pág. 404 y ss.). La reflexión nos muestra que el razonamiento expuesto tiene el siguiente orden:

a)      El pensamiento dominante, a la luz del principio de legalidad, acepta dos conceptos de delito, uno formal que construye la ley penal y otro material que es anterior a los códigos penales.

b)     El concepto material del delito proporciona al legislador criterios político-criminales acerca de las conductas que se deben penar o no penar.

c)      El pensamiento emergente [él de Zaffaroni] solamente acepta el concepto formal de delito que no se puede ni se debe construir de espaldas a los datos de realidad.

d)     El pensamiento emergente sustenta un principio material de legalidad que consiste en la ofensividad, por lesión o peligro concreto, a por lo menos un bien jurídico.

e)      La importancia de afirmar que la “ley” es texto (o discurso) estriba la posibilidad de afirmar su racionalidad siempre subordinada a la realidad.

Es menester darle otra vuelta a las cosas y tratar de comprender otro enfoque de la teoría del derecho, o más en general de la ciencia del derecho, dentro de la cual la clave es la noción de “experiencia empírica”, entendida como “…el conjunto de hechos que en el lenguaje común llamamos ‘hechos observados’, sean cuales fueren los instrumentos, los métodos y los procedimientos usados para su observación.” (Ferrajoli, 2006, págs. 20-21). De dónde se sigue la pregunta ¿Cuáles son los “hechos observados” de la teoría del derecho y más en general de la ciencia jurídica?
A partir de dos respuestas diferentes  a la última cuestión planteada, Luigi Ferrajoli distingue la verdad jurídica de la verdad factual. La primera, que emplea como método el análisis del lenguaje legal, corresponde a la dogmática jurídica, cuyos hechos observados son las normas jurídicas y que, por esto, la teoría del derecho merece el nombre de “normativista”. En cambio, la verdad factual, utiliza como método la observación sociológica y, por lo tanto, corresponde a la sociología jurídica, cuyos hechos observados son los fenómenos jurídicos y, por esto, la teoría del derecho se denomina “realista”.
La conjetura que se arma en la Entrada de este Blog, es que Eugenio Raúl Zaffaroni, a pesar de la fiebre, conservó la lucidez que le es característica y su afirmación pertenece a su criminología, que es una aproximación desde el margen respecto al poder central y que le cuadra bien a esa teoría realista del derecho que es de índole sociológica (Zaffaroni, 2003). Además, corresponde al dolor de la realidad que vivimos los mexicanos.  

Conclusión

El genocidio es un tipo delictivo conforme a lo que establecen las leyes mexicanas y el Estatuto de Roma. Ciertamente, afirmar como verdad jurídica que las matanzas ocurridas en México son genocidio exigiría un juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho. Pero, estamos ante hechos observados conforme a la observación sociológica y no existe otro vocablo para designarlos que la misma palabra “genocidio”, ponerse a buscar otra voz significaría un eufemismo o, lo que es igual, querer tapar el sol con un dedo. Ante esta realidad es necesario sublimizar el dolor y ponerse a construir soluciones. Para tal sublimación, solamente se nos ocurre un modo: “Ven, hagámoslo por nuestro pueblo”.


Bibliografía



Beristain Ipiña, A. (2004). Protagonismo de las víctimas de hoy y mañana (Evolución en el campo jurídico-penal, prisional y ético). Valencia, España: Editorial tirant lo blanch.

Christie, N. (1988). Los límites del dolor. (M. Caso, Trad.) México: Editorial del Fondo de Cultura Económica.

Ferrajoli, L. (2006). Epistemología jurídica y garantismo. México: Distribuciones Fontamara S. A.

Martínez y Martínez, S. (2014). Proceso Penal Acusatorio. Interpretación de la ley y Argumentación jurídica. Xalapa,Veracruz, México: Universidad de Xalapa.

Zaffaroni, E. R. (2003). Criminología. Aproximación desde el margen. Bogotá, Colombia: Temis.

 
 

 



[1] http://www.paginapopular.net/mexico-ha-vivido-en-10-anos-un-verdadero-genocidio-por-goteo-afirma-el-ex-juez-zaffaroni/
[2] http://www.philosophica.info/voces/stein/Stein.html#toc7


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